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Las ocurrencias del duendecillo

Dibujos

 

 

Pais multicolor

 

Los dibujos del duendecillo son composiciones de los mismos motivos una y otra vez (coches, barcos, casas... ) y normalmente son monocromos (en estos le insistimos para que usase los colores). Pero lo que me llama la atención es que casi siempre hay algo que solo aparece parcialmente, como en una foto mal encuadrada (arriba un coche y abajo una casa y un avión)

 

Monton de ladrillos

 

Teatro

 

Él duendecillo fué a ver "La reina de las nieves y otros cuentos de Andersen" le empezó gustando, pero no acabó muy convencido con la presencia de la mala.

Otra suerta ha tenido "Son-nidos" de La Factoria del Norte.  Volvió emocionado, contando todo lo que había visto y oido, os aseguro que no es facil despertar ese entusiasmo en el.

El duendecillo y sus abuelitas.


¿Cuantas? cada vez que ve por la calle una mujer que pase de los cincuenta le pregunta si quiere ser su abuelita. Si le añadimos las dos auténticas y tres bisabuelas no se donde nos vamos a meter el próximo cumpleaños.

Seguimos con el caca, culo, pis


Le dije a la maestra que nosotros (los niños) guardamos las palabras feas debajo del armario de la lectura.

La hermanita y el huerfanito.

 

Dice el duendecillo -¿cuando se embaraza Mamá y tiene una hermanita?- A lo que le contesto -¿y si es niño?- y el -pues lo regalamos y se embaraza otra vez-

La naturaleza, ¿es sabia?


El duendecillo se acerca a su Mamá, que esta trajinado por la cocina, y le pide ayuda para algo. Ella le dice –ahora no puedo- el duendecillo vuelve al salón y momentos después regresa para decir –las mamás tendrían que tener ocho brazos como los pulpos-

Los niños y los borrachos...


Hay en el pueblo al que nos hemos ido a vivir una panadería muy antigua con su montoncito de leña a la puerta y el mostrador al lado del horno. Me cuenta mi costilla que, uno de los días que ha entrado a por el pan, el duendecillo soltó una de sus frases “mal medidas” –que sucio esta todo- y, antes de que ella pudiese decir algo para salir del paso, continuó –es que los niños decimos siempre la verdad-

La pregunta

Me quede lo suficientemente pasmao para que no me acuerde a santo de que nos hizo el duendecillo esta pregunta durante el desayuno -¿y yo como me voy a morir, de golpe o poco a poco?

Inventos

Está viendo algunos capítulos de Érase Una Vez los Inventores y le gusta mucho. Dice que el es inventor, y cuando le pregunto ¿qué va a inventar? me dice que la cocina a reacción, aun no me ha explicado en que consiste.

Rifar

El duendecillo está aprendiendo a rifar –vamos a rifar quien era “el papá” y quien “el hijo”, en un café se rifa un pez al que le toce el numero tres, un, dos, tres- dice siguiendo el ritmo con el dedo – Te tocó “el papá”, ahora “el hijo”- y vuelve a empezar exactamente igual. Cuando ve que me va a tocar a mí también hace trampa –pero lo has hecho mal- le digo –es que tu ya eras “el papá”- me contesta. Le explico que tiene que quitar al que ya le ha tocado. Entonces me dice que me marche y comienza la cancioncilla pero indicándose todo el rato a si mismo.

Mi rey


En la escuela del duendecillo cada año se preparan juntos los disfraces de carnaval escogiendo un tema, este año ha sido Colón y el descubrimiento. Nos cuenta la maestra que les dejo escoger los personajes y, como no, es duendecillo quería ser Colón. Otro niño tenía ya preparado el disfraz y quería serlo el, cuando ya parecía que comenzaría una discusión la niña que se disfrazaría de reina Isabel se acerco y le dijo al duendecillo -¿quieres ser mi rey?- el dice que movió un poco la cabeza y -ella me entendió que si- pero se está haciendo el duro.

Producto de Temporada


Pregunta el duendecillo que si la mayonesa se come en mayo.

Los cinco hábitos raros

 

 

Paula me puso deberes para casa, os dejo cinco hábitos raros del duendecillo y cinco mios.

 

El duendecillo:

1.- Pararse a hablar con todo el mundo que ve, con especial predilección por las mujeres mayores.

 

2.- Cuando su Mamá llama –a lavarse las manos y a comer- es imposible convencerle de que se lave las manos si antes no le das a probar la comida.

 

3.- Se tiene que tapar los oídos para sonarse los mocos.

 

4.- Dibuja siempre los mismos motivos: coches, aviones, barcos, casas, molinos y poco más. Con estos hace sus composiciones añadiendo los elementos como si fuese una historieta y contándosela a si mismo. Cada poco añade algún motivo nuevo pero poco a poco. Casi nunca añade color salvo algo muy específico (por ejemplo fuego)

 

5.- De los cuentos y películas que más le gustan saca tres personajes nos los reparte y durante todo el día nos toca caracterizarlos.

 

 

Los míos:

 

 

1.- No llevo reloj. Siempre se me rompían, la verdad es que no soy muy cuidadoso. Un día decidí que estamos rodeados de aparatos que dan la hora durante todo el día. Tampoco he llevado nunca pulseras ni anillos ni collares ni nada de eso, me resultan molestos.

 

2.- Olvido los nombres tan fácilmente que me he tenido que apuntar algunos cuya omisión podría hacerme quedar mal.

 

3.- Prefiero no ver la televisión. Cuando me fui a vivir con mi pareja decidimos no tenerla y pasamos unos dos años hasta que nos regalaron una. En épocas como aquella, de mucho tiempo sin ver nada de tele, cuando tenía cerca una encendida me quedaba enganchado con los anuncios.

 

4.- Busco de todo en Internet, hasta cosas que, naturalmente, no puedo encontrar.

 

5.- Mi gusta leer en el baño (¿es raro?), antiguamente me leía las instrucciones de los cosméticos y todo lo que pillaba. Ahora decidí tener siempre algún libro en un cajón.

 

 

Mis victimas son:

Airezul

Alma

Ojos claros

Miguel

Malaputa

El enfermo imaginario.

Esta mañana el duendecillo estaba malito del estómago, nada del otro jueves pero su mamá me dice antes de salir "díselo a la maestra y, si se pone peor, que nos avise". Nos llamó una hora después que decía que le dolía mucho. Se ha pasado la mañana jugando y yo ya me lo imagino arrimando el termómetro a la lámpara. Eso si... de comida arroz blanco.

Escrupulos

El duendecillo con la cara embadurnada de tomate, las mangas indecentes y el mantel sembrado de espaguetis, nos pide otro tenedor para la ensalada porque el de los espaguetis tiene un poco de tomate y se le mezclan los sabores. Todos los marranos son escrupulosos.

Fin de semana

El sábado con la casa rodeada por la nieve y el duendecillo disfrutando. El domingo le llevamos al cine a ver kiriku y las bestias salvajes que según sus palabras -Empezó muy bien, pero luego salieron los malos y la estropearon- Su conclusión para el fin de semana -podíamos ir a la escuela el sábado y el domingo... y los demás días jugar y comprar-

Responsabilidad


El duendecillo ha estado enfermo unos días y ha tenido que venir a cuidarlo su abuelo. Un día llama el Abuelo a la Mamá -¿puede comer un mazapán?- ella -pues claro, si lo que tiene es de garganta- el Abuelo -si yo le decía que si, pero el ha insistido una y otra vez en que te llamase para que tu le dieses permiso- Estas anginas deben traer asociados fuertes ataques de responsabilidad.

Tatuaje

 

 

Tatuaje

 

Una noche loca del duendecillo y se nos presenta así.

 

tatuaje 2

El lado oscuro

El duendecillo es capaz de sacar su lado más salvaje incluso en pleno delirio febril. Esta mañana no quería ir al médico -porque me ahoga cuando me mira con el palito- nosotros le dijimos que sería un momento y que lo haría con cuidado -le dices que no me mire con el palito y, si no te hace caso, le das un tortazo- fueron sus palabras antes de entrar.

Dentro ya no fue tan fiero y se porto fenomenal con el médico que accedió a no usar el palito sin que mediara amenaza alguna.

Cuando salíamos por la puerta le dijo -otra vez si me porto tan bien me dais un regalo de médicos- el pediatra -otro día no, hoy- y le da dos de los famosos palitos. Un rato después los observaba pensativo -otra vez le voy a decir que me den un regalo mejor- y es que cuando le sacaron sangre le dieron unos guantes, un botecito, una geringuilla...

Feliz 2006

 

A las 23:40 del 31 de diciembre hubo un apagón en la casa de la abuela donde el duendecillo esperaba ansioso lo que le habíamos contado de las doce uvas. Inmediatamente se olvidó de las uvas y se concentró en eso de que se fuera la luz, le parecía increíble. Estaba muy preocupado y lo único que logró sacarle del susto fueron las siempre llamativas velas.

Las campanadas las escuchamos por la radio del coche.