Los niños y los borrachos...
Hay en el pueblo al que nos hemos ido a vivir una panadería muy antigua con su montoncito de leña a la puerta y el mostrador al lado del horno. Me cuenta mi costilla que, uno de los días que ha entrado a por el pan, el duendecillo soltó una de sus frases “mal medidas” –que sucio esta todo- y, antes de que ella pudiese decir algo para salir del paso, continuó –es que los niños decimos siempre la verdad-
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Bo Peep -
airezul -