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Las ocurrencias del duendecillo

Casa II

Según ellos, su publicidad, dicen que los API, agentes de la propiedad inmobiliaria, sirven para intermediar en el mercado, dando seguridad a las partes. La casa que estuvimos viendo nos la enseñó primero una inmobiliaria que nos había mostrado ya otras dos, aunque tenía el teléfono de los dueños en la puerta al principio no queríamos llamar. Pedimos a un tercero que llamara para ver cuanto se llevaba la inmobiliaria, la diferencia era de casi un millón de pesetas.


En ese momento lo pensamos y mi idea era que si se producía un fuerte regateo los dueños bajarían su precio pero la inmobiliaria también, hasta que estuviese más acorde con el servicio que ofrecen.


Cuando les hicimos nuestra oferta, llamaron de la inmobiliaria diciendo que los dueños no querían ni considerarla. En esos momentos a mi pareja que fue la que mantuvo las conversaciones no le cuadraba nada y se decidió a llamar a los dueños. Hablando con ellos descubrió que les trasladaron una oferta mucho más baja que la que hicimos. Pensamos que la inmobiliaria, al ver que pedíamos un precio bastante ajustado, decidió quitarnos del medio para buscar alguien a quien le sacase más en la operación.


Aun suponiendo que algunas trabajen mejor, va a merecer la pena intentar buscar directamente a los vendedores ya que el margen a ganar es muy grande.

2 comentarios

peces de chocolate -

Está claro que para comprarse una casa en los tiempos que corren hay que prepararse psicologicamente. No se trata solo de buscar, encontrar, hipotecarte de por vida, tener siempre presente en todos los actos futuros que tienes una casa que pagar y que por lo tanto tienes que seguir aguantando como si nada las estupideces de tu jefe o tus compañeros y que no podrás comprarle al niño la bicicleta que tanto le gusta por la dichosa hipoteca. No.
Se trata también de que después de toda una vida considerando que las personas son eso, personas; que independientemente de lo que tengas entre manos son seres humanos que no merecen ser tratados como un número, de haber aguantado un montón de hostias en la vida por esa consideración hacia los démás; que incluso te tomen por gilipollas... ahora te introduces en un mundo salvaje, donde todo el mundo intenta engañarte, donde nadie mantiene la palabra empeñada, donde por 100.000 pesetas si hay que matar a la madre se la mata; y uno se plantea qué es lo que está haciendo. Si merece la pena seguir tratando a la gente como si todos fuesen iguales o si hay que distinguir entre los amigos y la familia y el resto del mundo; como si sólo los primeros fuesen personas y el resto una serie de seres salvajes que quieren acabar contigo. Esto es la ley de la jungla.

Aún así, uno aguanta una hostia más, la llora, se lame las heridas y sigue adelante pensando que quizás si su alma no se quedó por el camino encontrará más gente que a pesar de todo no tiró la toalla.

un beso

Simplemente... pasaba por aquí -

Yo compre una casa, luego la vendí y luego volví a buscar casa de nuevo. Excepto en esa primera compra, siempre intervino una inmobiliaria. Estoy tan harto de inmobiliarias, notarios y, en general, del robo legalizado en que se ha convertido la compra de una casa. Que no cuenten conmigo esos señores que se dedican a hacer lo que tu has descrito (y cosas peores!).

Un saludo y sí, merece la pena.