Urueña
A visitar el "museo de las campanas", hace tiempo que se lo habíamos prometido a nuestro pequeño, le encanto. Fue viendo todas las campanas una a una y cuando le dijeron que podía tocarlas no dejo una sin sobar. Visitamos también el museo etnográfico con una estupendas colecciones de instrumentos, grabados y litografías de trajes regionales y de pliegos de cordel.
Después nos asomamos a la meseta desde una puerta de la muralla. Enfrente nuestra una vaguada con una construcción cuadrada tipo "venta de Don Quijote" y un palomar redondo y blanco. A la derecha los campos hasta donde se pierde la vista y todo cubierto por un cielo empedrado de nubes.
Comimos en el Pago de Marfeliz, pequeño restaurante de la calle real de Urueña con ricos guisos caseros y sabrosas carnes a la brasa. Muy rico y muy agradable.
Esta vez no entramos en esta librería especializada en temas regionales.
Después nos asomamos a la meseta desde una puerta de la muralla. Enfrente nuestra una vaguada con una construcción cuadrada tipo "venta de Don Quijote" y un palomar redondo y blanco. A la derecha los campos hasta donde se pierde la vista y todo cubierto por un cielo empedrado de nubes.
Comimos en el Pago de Marfeliz, pequeño restaurante de la calle real de Urueña con ricos guisos caseros y sabrosas carnes a la brasa. Muy rico y muy agradable.
Esta vez no entramos en esta librería especializada en temas regionales.
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